Nietze, la genealogía, la historia.

En la genealogía vemos la historia de tres formas diferentes como:

El devenir: Tenemos una historia con un origen y una consecuencia.

Origen            –         Ahora

La Emergencia. Surge mediante el destino, de abajo hacia arriba

La procedencia. De donde viene y a donde va

Inicio        –                    Término

Paul Ree se equivoca, al describir las génesis lineales, al ordenar, por ejemplo con la única preocupación de la utilidad. De  ahí se deriva para la genealogía una tarea indispensable: percibir la singularidad de los sucesos, fuera de toda finalidad monótona; encontrarlos allí donde menos se espera y en aquello que pasa desapercibido por no tener nada de historia –los sentimientos, el amor, la conciencia, los instintos–; captar su retorno, pero en absoluto para trazar la curva lenta de una evolución, sino para reencontrar las diferentes escenas en las que han jugado diferentes papeles.

Nietzshe genealogista rechaza, al menos en ciertas ocasiones, la búsqueda del origen. Porque en primer lugar se esfuerza por recoger allí la esencia exacta de la cosa, su más pura posibilidad, su identidad cuidadosamente replegada sobre sí misma, su forma móvil y anterior a todo aquello que es externo, accidental y sucesivo. Buscar un tal origen, es intentar encontrar lo que ya estaba dado.

 

Es preciso saber reconocer los sucesos de la historia, sus sacudidas, sus sorpresas, las victorias afortunadas, las derrotas mal digeridas, que dan cuanta de los comienzos, los atavismos y de las herencias; como hay que saber diagnosticar las enfermedades del cuerpo, la historia con sus intensidades, sus debilidades, es el cuerpo mismo del devenir.

 

El genealogista parte de la búsqueda del comienzo –de los comienzos innombrables– que dejan esa sospecha de color, esta marca casi borrada que no sabría engañar a un ojo poco histórico.

 

La procedencia permite también encontrar bajo el aspecto único de un carácter la proliferación de sucesos a través de los cuales se han formado. Su objetivo no es mostrar que el pasado está todavía ahí bien vivo en el presente.

 

Seguir la filial de la procedencia es percibir los accidentes, las desviaciones ínfimas, los errores, los fallos de apreciación, los malos cálculos que han producido aquello que existe y es válido para nosotros.

 

Esta herencia nos es en absoluto una adquisición, un saber que se acumula y se solidifica; es más bien un conjunto de pliegues, fisuras, de capas heterogéneas que lo hacen inestable y desde el interior o por debajo, amenazan al frágil heredero.   La búsqueda de la procedencia no fragmenta lo que se pensaba unido; muestra la heterogeneidad de aquello que se imaginaba con forme a sí mismo.

 

Bibliografía

Focault Michel, La metafísica del poder, p. 7 – 29

Deja un comentario