Ø El Museo Nacional de Antropología promueve la cultura entre los estudiantes de primaria.
Ø Los niños realizan diversas actividades en el museo además de visitar la sala mexica.
Ø Los alumnos vieron los voladores de Papantla en las afueras del Museo Nacional de Antropología.
Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México organiza visitas guiadas para las escuelas públicas de la ciudad. El proceso comienza cuando el personal administrativo del museo llama a las escuelas para informarles sobre dicha visita, para los alumnos de segundo y tercer grado, acuerda una fecha con la escuela y el museo se encarga de solventar los gastos de los autobuses, así como de la entrada del museo.
Este martes los alumnos, de segundo y tercer grado, de la escuela Sirilo Solís Pastrana acudieron al Museo Nacional de Antropología, después de visitar las diferentes salas de exposición, y de habérseles dado una explicación de la misma, se dirigen a la parte de servicios educativos, donde realizan diversas actividades entre ellas la de dibujar.
Alrededor de las doce de la tarde al salir del museo los escolares se encontraron con los voladores de Papantla, que se presentan en las afueras del Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México.
Los alumnos, de segundo grado, vieron como se empezaba una pequeña danza que daba inicio al rito. Poco a poco los “voladores” empezaron a subir uno por uno, mientras los alumnos se encontraban a la expectativa, cuando subió el quinto, el integrante que, representa al sol ,estaba sentado en medio de un cuadro cruzado por dos piezas de madera y un pivote en medio, comenzó a tocar la flauta, mientras sus compañeros se lanzaban al vació, acompañados por los gritos de los pequeños espectadores que señalaban: ¡Mira! ¡Mira! Y corrían a refugiarse lejos del mástil.
Los cuatro “voladores”, con sus sombreros de plumas, representando los cuatro puntos cardinales iban dando vueltas alrededor de un mástil, a 30 metros del suelo, mientras los pequeñuelos gritaban: ¡Bajate!
Fue entonces cuando Oscar Alejandro Díaz se metió al sitio del ritual y empezó a dar vueltas alrededor del mástil ,mientras su compañeros le gritaban ¡salte!; y las maestras ¡Latoso! “era divertido” fueron las palabras que pronuncio el pequeño cuando fue entrevistado.
“Suben para que se diviertan los niños” dijo la pequeña Jocelyn Pérez Olvera, mientras veía realizarse el ritual. “5 metros, 30 metros”, “se van a caer” declaraban los pequeños cuando se les preguntaba que altura tenia aquel mástil alrededor del cual volaban esas cuatro aves.
Mientras iban dando vueltas la cuerda se iba desenredando, siguieron dando vueltas, en total 13 vueltas cada uno que multiplicadas por cuatro son 52, mismo nuecero de años que simbolizan un ciclo indígena. Casi al llegar abajo, los voladores de Papantla dieron una pirueta y bajaron entre exclamaciones de ¡Órale!
Fernando Jiménez integrate de los voladores de Papantla, practica desde los 13 años este rito dirigido al dios sol, “Lo hacemos por tradición” declara.
“Sirve para que los niños aprecien las cosas como son el la realidad, no es lo mismo que las vean en un libro”. Expresa Cristina Pérez Estrada, Profesora de 3° grado de primaria. Después de terminado el ritual, los alumnos y profesoras están listos para regresar a la escuela, después de un día de encuentro con la historia.
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