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En la obra de John Ford, Its Pity she´s a Whore, el autor nos muestra al puro estilo de los sofistas, como Giovanni intenta convencer al cura de que el amor hacia su hermana esta justificado y tal como lo hiciera un sofista de la antigüedad, al que no le importa la verdad sino ganar la discusión, le dice:
Giovanni: ¿por qué esos prejuicios, esas tradiciones polvorientas, esas prohibiciones tan viejas como la humanidad? ¿Por qué es necesario que esas palabras banales, hermano, hermana, sean un obstáculo para mi dicha? ¡Un mismo padre nos ha engendrado, un mismo vientre nos ha dado a luz, estamos para siempre unidos, ella y yo, por la naturaleza, por la sangre, por la carne, por el alma, por dios mismo, ella y yo no hacemos más que uno!
Así es como Giovanni y el hermano Buenaventura compiten con Sofismas, en donde uno trata de convencer al otro:
Giovanni: ¿No me ha enseñado que el espíritu es la continuación del cuerpo y que cuando el cuerpo es feliz, el alma debe serlo también? ¿No me ha enseñado usted que el amor es la más grande de las virtudes? Amo a mi hermana, ella me ama… ¡entonces somos virtuosos!
Hermano Buenaventura: Si pudiéramos tener la certeza de que no existen el cielo ni el infierno, ni Dios mismo, entonces, como los filósofos de la Antigüedad, podríamos vivir en armonía sin temor a los rayos de Dios.
Giovanni: ¡Si usted fuera joven como yo, haría de su amor un paraíso y de su cuerpo su único dios!
Hablando del tema de la religión, John Ford, nos muestra como esta entra en una contradicción al pedirte que te auto castigues carnalmente y no te pide que lo hagas espiritualmente, lo cual desde el punto de vista de la religión debería ser lo más importante:
Hermano Buenaventura: ahoga en lagrimas y en la sangre cada palabra que me has dicho. ¡Lava tu boca de las locuras que la llenan!
Además Ford te muestra de una forma demasiado implícita como la iglesia, que te dice que no importan las cosas materiales, acaba sucumbiendo ante la avaricia de poseer más. Así cuando Giovanni muere el cardenal dice:
El cardenal: Siguiendo la ley todos sus bienes, su oro, sus joyas se han dados a la iglesia.
Otro tema a tratar dentro de las tragedias es cómo la sangre de otros te da honor, lejos de denígrate por haber privado al otro de la vida te ennoblece a los ojos de los demás.
Giovanni: Soy soldado y he conquistado mi honor en la sangre sobre los campos de batalla.
Escipión: Una guerra sin gloria no grandeza y que tantos romanos ha costado.
Yugurta: con él Roma asegura la victoria y conquista de estas tierras.
Teógenes: Sumancia de la cual yo soy ciudadano, ilustre general, a ti me envía a ofrecerte en lealtad la amiga mano en señal de que cesan la porfía y la guerra feroz de tantos años que han causado los nuestros y tus daños.
Escipión: Quiero la rendición, no la tregua o pacto: firmadla o bien marchaos en el acto.
Así mismo encontramos en este tonto androcentrismo (en el sentido estricto de que todo gira alrededor del hombre) como muchos hombres en lo ultimo que piensan es en la decisión de la mujer, y cómo pueden tomar las decisiones por ella sin consultarla.
Soranzo: Este hombre según dice intenta disputarme el amor de vuestra hija
Florio: Mi querido Soranzo, para qué toda esta agitación si ya le he dicho mi palabra: ¡Annabella será suya!
Y que es lo más importante el satisfacer una necesidad carnal o el amor, algo que te llenara mucho más. Acaso ¿No es el amor más importante? Según la novela de Ford, sí aunque el amor también incluye su grado de satisfacción sexual.
Putana: cuando se trate de tomar esposo, ¡escógelo bien vigoroso y bueno para la cama! ¡en la cama un buen miembro vale más que un espíritu bello !
¿Que pasa cuando triunfa la locura sobre la razón? ¿Acaso el que esto suceda es causa de todas las tragedias que suceden? ¿Talvez si nos limitáramos sólo a pensar, seriamos más felices? Y sino lo fuéramos, por lo menos no cometeríamos tantas estupideces, si se le puede llamar estupidez a hacer algo por amor, tal y como Giovanni estuvo dispuesto a hacer al no tener el amo de Annabella.
Giovanni: mi destino quiere que me ames o que muera.
Giovanni: entonces, Annabella, tu amor o la muerte.
Pero acaso cuando triunfa la razón estamos realmente en lo correcto. La locura sobre la razón también se presenta de forma paradójica. Lo razonable para Giovanni seria seguir lo que Dios dice, pero el hacer lo que Dios dice esta dentro de lo razonable. Desde el hecho de pensar que dios no existe, todo lo que el dicte se aleja de lo razonable, es decir, no es razonable seguir lo que dice algo que no existe, así que ¿sí Giovanni siguiera lo que Dios dicta estaría en lo razonable?
Giovanni: ¡La amo, la amo y qué importa la cólera de Dios, iré a gritarle mi amor¡
Creemos estar en lo razonable y a fin de cuentas ¿Qué es lo razonable? Por ejemplo Soranzo sabe que los reclamos de Hipólita son absolutamente razonables, pero en realidad él le hace ver a Hipólita que no es así, por lo que le es otorgada la razón a Soranzo.
Hipólita: Me has hecho viuda una vez, y ahora por tu traición me has hecho viuda de nuevo, doblemente viuda.
Soranzo: Hipólita Rebasa usted los limites de la razón.
Soranzo intenta alejarla de la razón usando la misma locura de Hipólita:
Soranzo: ¿esas son todas las palabras que tu amor por mi te inspira?
Así tenemos que la razón la tiene aquel que es capaz de dar lo mejores argumentos y no el que tiene la verdad, tal y como los sofistas lograron acabar con Sócrates. Y como Morando logra convencer a Leoncio a acompañarlo por una pieza de pan para su amada.
Leoncio:
Quien más se entregue al amor ha de ser por el dolor sin piedad más castigado.
Morando:
¿Pones reglas al amor?
Leoncio:
La razón debe poner… ¿Le das tu vida al amor que no hace sino ablandarte? Ves la patria consumida y de enemigos cercada.
Y también es así como se engaña así mismo para darse valor y demostrarle a Lira cuanto la ama, incluso sin el consentimiento de su amada:
Morandro:
Por ti me atrevo a saltar el foso y el muro fuerte, matar a la misma muerte.
Lira:
Goza de tu mocedad, de tu juventud florida, que más importa tu vida que la mía a la ciudad.
La venganza puede ser por traición o por amor, por ejemplo Hipólita al sentirse traicionada le pide a Vásquez que la ayude a llever a cavo su venganza a cambio de ella misma o su esposo Richardetto quien se vale de falacias para que Grimaldi lleve a cabo una venganza que no le corresponde.
Hipólita: Vásquez, si me ayudas a llevar bien mi plan, serás el amo de mis vienes y el señor de mi cuerpo…¡La venganza endulza las penas de amor!
Richardetto: ¡Esa puta! está convencida de que he muerto en el curso de un viaje. Soy yo quien ha hecho correr el rumor de mi muerte, para poder observarla mejor y luego vengarme.
Richardetto al querer vengarse de Soranzo le dice a Grimaldi
Richardetto: Usted quisiera que Annabella lo ame, pero para esto, le sería necesario separar el obstáculo que lo separa de ella.
Grimaldi: ¿Qué obstáculo?
Richardetto: Soranzo es el hombre de su corazón y por el tiempo que él viva Annabella le estará prohibida a usted.
Grimaldi: ¡Lo odio como nunca he odiado a alguien!
De igual forma al sentirnos traicionados, el unico deseo que tenemos es el de saciar nuestra sed de venganza. Así cuando Soranzo se da cuenta de que será padre de un bastardo hijo de Giovanni sólo piensa en vengarse, no sólo de Giovanni, sino tambien de su amada Annabella.
Soranzo: me vengare o moriré
Además al no conseguir una satisfacción tenemos esa creencia de que con la muerte se soluciona todo, es como un auto castigo, el vernos imposibilitados para vengarnos sólo se soluciona con la muerte.
De igual forma en Hipólito Teseo al darse cuenta de que su lecho ha sido violado por su hijo Hipólito, estalla toda su violencia, hace lo único que su enajenación lo deja: vengarse de Hipólito, la solución siempre es la muerte para el otro si podemos vengarnos o para uno mismo sino.
Pero las traiciones no sólo son por amor, sino también por intereses, tales como ganar una guerra, tal como los habitantes de Numancia al verse imposibilitados de vengarse deciden quitarse la vida, así el imperio romano no tendría el derecho a coronarse vencedor.
Corabino:
Rey de Numidia, vil traídos Yugurta, que ayudaste a la ruina de Cartago: Verás que para Roma no hay amigos, sino intereses, premios y castigos.
Corabino:
Pensábamos salir al foso, ciertos más bien de allí morir que de escaparnos, pues fuera a quedar vivos aunque si muriendo pudiéramos vengarnos.
Cayo Mario:
En vano, ilustre general prudente, han sido nuestras fuerzas ocupadas; en balde te has mostrado diligente pues en humo y en viento son tornadas las ciertas esperanzas de victoria por tu industria y tu ingenio aseguradas. El lamentable fin, la triste historia de esta ciudad invicta de Nunmancia son dignas de guardarse en la memoria…te quitaron el triunfo de las manos, muriendo han derrotado nuestra gloria, fue inútil el poder de los romanos…De la pesada esclavitud se han escapado y el prestigio de Roma han infamado.
Que es lo que nos lleva a no hacer nada para cambiar las cosas, nada más que el creer que tu destino ya esta escrito tal y como Giovanni se lo hace creer a Annabella quien cegada de amor lo cree sin cuestionar una palabra.
Giovanni: ¡Yo soy tu destino y todo ya está decidido!
Annabella: ¡Mi destino es vivir y morir virgen!
O el destino de los numantinos quien saben que su suerte sera sucumbir al imperio romano y se ven en la necesidad de que alguien se lo diga para aceptarlo realmente.
Cadáver:
Numancia morirá en las mismas manos de quienes son a ella más cercanos. No llevará el imperio la victoria.
Pero no sólo creemos que nuestro destino ya esta escrito, sino que también creemos que todo lo que sucede se debe a un creencia metafísica, como el creer que las cosas buenas, la justicia o desgracias que te suceden se deben a tu destino. Un ejemplo es cuando Grimaldi intenta matar a Soranzo y se conjuga toda una serie de situaciones en donde a final de cuentas mata a Bergetto.
Soranzo: Dios lo ha escuchado, porque su mano caritativa me ha protegido ayer en la noche de una muerte segura
Otra combinación de situaciones da lugar a que Florio piense que se ha cumplido la justicia divida, en lugar de recapacitar o preguntarse cómo sucedieron en verdad las cosas.
Hipólita: ¡Bebo por la paz reencontrada y por su dicha futura!
Vásquez: ¡Mujer endemoniada! ¡Has caído en tu propia trampa!
Florio: ¡hay una justicia del cielo!
Annabella: ¡Extraña justicia!
O por el otro lado confiar este destino a una divinidad, más que hacer algo dejarla el peso de nuestras decisiones o acciones a algo que tal vez no existe.
Leoncio:
Sosiega, Morandro, el pecho. Vuelve al brío que tenias: quizá por secretas vías se ordena nuestro provecho. Y Júpiter soberano nos mostrará el buen camino y así el pueblo numantino triunfará sobre el romano.
Morandro:
Oh, Júpiter, padre inmenso, mira la miseria nuestra.
De igual manera pensamos que todos los fenómenos naturales se deben a ciertas divinidades y todas estas series de coincidencias las transformamos el algo aparente real para nosotros, como por ejemplo una señal, como cuando se escucha un trueno, en Numacia, y el sacerdote dice:
Sacerdote:
Tristes señales, por lo que yo veo, que amargo fin están pronosticando
Incluso le reprochamos a los Dioses nuestros propios errores de los cuales los hombres no podemos ser culpables, ya que los dioses tenían el poder de enajenar el juicio sano de los seres humanos, así las personas carecíamos de culpa cuando cometíamos errores, pues en realidad los dioses eran quienes determinaban que los cometiéramos. Hipólito ofende con su castidad a Afrodita, por lo que ella enajena a su madrastra, Fedra y la hace cometer una atrocidad.
Fedra
Desdichada de mí, ¿Qué pues, estoy haciendo?¿En donde me he perdido de la sana razón? Desvariaba; caí de enajenación de un numen.
Teseo al darse cuenta de que su lecho ha sido violado por su hijo Hipólito, debido a un papel en la mano de Fedra, también es victima de la enajenación de la diosa; su enajenación hace que destierre a Hipólito para posterior mente consumar su venganza. Todo esto a pesar de los argumentos que Hipólito pueda decir a su favor.
Hipólito
Padre, terribles, tu ira y el fruncir de tus mentes; teniendo, empero, bellas palabras, este asunto no fuera bello, si quedara al descubierto simple, yo, dirigiendo al pueblo la palabra; Empero mi templanza quizá no te persuade. Tú has de Mostrar de que modo fui corrompido. ¿Acaso el cuerpo de ésta la hacia más bella de todas las mujeres? ¿O habitar en tu morada esperé, en adquiriendo una cama opulenta? A mí decir más no me es lícito.
Hipólito
¿Ni juramento o prueba o respuestas de vates escrutando, sin juicio, me echaras de esta tierra?
Teseo
Este escrito, que no admite incertidumbre, te acusa claramente.
Teseo
Traedlo, para que, vienco frente a mis ojos a aquel que haber mi lecho mancillado, negó, lo impugne con palabras y desgracias de dioses.
Así debido a esta enajenación los hombres no somos culpables de nuestros actos y por ello debemos ser perdonados por los dioses, que en todo caso estos serian los culpables. De este modo Artemisa le muestra a Teseo su equivocación y después Teseo es perdonado por que actuó privado del sano juicio que afrodita le había enajenado
Artemisa
Hiciste lo terrible, mas, con todo, aun te este el conseguir el perdón de esas cosas; pues ciprés lo quería de modo que ocurriera, su alma aplacando; así la norma es a los dioses… A tu equivocación deja libre de mal, primero el no saber, después, que la mujer muerta, de las palabras las pruebas soltó, así que persuadió tu mente.
Otro punto a tratar es como la religión lejos de atraerte mediante el interés o el amor te somete con miedo y no por voluntad. El hermano Buenaventura trata de disuadir a Annabella de aquel deseo incestuoso y dice:
Hermano Buenaventura: Escuchad hija mía, hay un lugar bajo la tierra en donde la luz nunca penetra, sin otro sol que bolas de fuego con vapores de azufre. Miles de muertos vivientes son torturados hasta el infinito.
Annabella: ¡Padre mío, deténgase! ¡Sálveme!…¿Que debo hacer?
Hermano Buenaventura: Renuncia a la lujuria, deja de amar para siempre a Giovanni, ¡esposa a Soranzo y sólo vive para él!… Pedirte renunciar a Giovanni es como pedirte que mueras, pero recuerda lo que te espera en el otro mundo, ¿prefieres el infierno?
Así mismo la iglesia siempre juega con un doble discurso en el cual nos dice por un lado que a los ojos de Dios todos somos iguales, pero de igual forma al momento de impartir Justina no es equitativa para todos los hombres, sino que es diferente para los nobles, que curiosamente son los que tienen más poder y dinero.
Así cuando Grimaldi mata a Bergetto y va a confesarse con el cardenal el le dice que por ser un príncipe tiene derecho a la protección de Dios. Y al decirlo un hombres “cercano” a Dios Florio no tiene más remedio que acaptarlo ¿No que ante los ojos de Dios todos su hijos son iguales?
El cardenal: Recibí a Grimaldi, lo he escuchado y he decidido ponerlo bajo la protección de Dios. Es príncipe de sangre… Grimaldi, desde mañana te iras libre de estas cosas y te entregaras a Dios.
Florio: Cuando el hombre de Dios decreta que el asesinato no es un crimen y que todo hombre de noble nacimiento tiene derecho de vida y de muerte sobre el común de los mortales, entonces debemos obedecer, Donado. Pero el día vendrá en que el cielo castigara al culpable.
En esta ultima frase de Florio nos muestra esta idea de pensar en que hay algo más después de la vida y si gozas en esta en la otra serás castigado y si sufres en esta vida en la siguiente o en el cielo serás recompensado. Esto también lo observamos cuando Giovanni es apuñalado por Vásquez y el primero pide ir junto a su hermana cuando haya muerto, sin pensar siquiera en la posibilidad de que al morir ya no haya nada más.
Giovanni: ¡Buenos días muerte! Llévame ahora, que sea junto a mi hermana, para que pueda contemplar su rostro por siempre.
Bibliografía
Ford, John, Its Pity she´s a Whore. 1625, tra. Luis Fonseca
Eurípides, Hipólito, UNAM, México, 1998, pp. 82
Cervantes, Miguel de. El cerco de Numancia. Edit. Siglo XXI, México, 1993, pp. 109
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