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Lenin buscaba una conciencia de clase librada a sí misma, confinada a la lucha económica sin llegar a convertirse en un conciencia política. Antes era necesario despertarla, educarla y llevarla a una esfera más amplia que la constituida entre obreros y patrones. Esa tarea recae en una elite de revolucionarios profesionales que es la vanguardia conciente del proletariado (partido comunista).
De esta manera la propaganda entendida en un sentido amplio que va desde la agitación hasta la educación política se convierte en una carrera de transmisión que conecta continuamente la masa con el partido.
La agitación siempre tenía preferencia frente a la propaganda. La propaganda, aunque valiosa, servía para debilitar al enemigo a largo plazo, y había de ser llevada a cabo principalmente en el ámbito de la “inteligencia”. El propagandista tenía que hablar de la naturaleza capitalista de cada problema. El agitador selecciona un aspecto conocido del problema.
En lugar de ejercer la carrera legal, Lenin fue implicándose en los esfuerzos de propaganda revolucionaria y en el estudio del marxismo, en gran parte en San Petersburgo. El 7 de diciembre de 1895 fue arrestado y encarcelado por las autoridades durante todo un año, y posteriormente exiliado al pueblo de Shushenskoye, en Siberia.
Hacia 1895 el grupo de Lenin había construido una organización bastante sólida. Había un comité de 10-16, que organizaba el trabajo de círculos educativos de entre 20 y 30 obreros, con unos 100-150 contactos. (Jstoriya KPSS, Vol.l, p. 222). El grupo estaba conectado a los círculos obreros mediante responsables de área. A finales del año estaba activo en prácticamente todos los distritos obreros. En noviembre se dio un paso decisivo cuando un grupo socialdemócrata recién establecido, que incluía a Mártov, se fusionó con los «veteranos» para formar la Liga para la Lucha por la Emancipación del Trabajo de San Petersburgo -un nombre que fue adoptado en solidaridad con el Grupo por la Emancipación del Trabajo de Plejánov. Se estableció una división del trabajo en las actividades del grupo. S. L. y L. N. Radchenko estaban encargados de las finanzas y del contacto con grupos de intelectuales de mentalidad revolucionaria. Ponamaryov ayudó en el aspecto técnico, imprimiendo panfletos y demás.
La idea de la agitación cautivó inmediatamente la imaginación de la juventud dentro de Rusia. Muchos jóvenes ya se estaban impacientando con las limitaciones del trabajo en los círculos de propaganda.
La batalla contra la vieja mentalidad estrecha del círculo de propaganda había sido ganada. Pero en su anhelo de extender la influencia de masas de la socialdemocracia mediante la agitación económica, un sector de los estudiantes más impresionable se inclinó a presentar el tema de una forma unilateral. Así, en 1 895-96 apareció en Petersburgo un grupo en el Instituto Tecnológico dirigido por un estudiante de medicina con mucho talento y enérgico, K. M. Takhtarcv, el cual empezó a argumentar que los socialdemócratas no tenían que verse a si mismos como »dirigiendo» a los trabajadores, sino sólo como «sirviéndoles» ayudándoles en las huelgas.
Los panfletos locales de agitación tenían un alcance demasiado limitado para conseguirlo. Se necesitaba un periódico marxista que reflejase no sólo la vida y las luchas del proletariado, sino también que ofreciese a los trabajadores una generalización de esa experiencia, en otras palabras. un órgano político revolucionario que sirviese para unir el movimiento huelguístico con el movimiento revolucionario contra la autocracia.
Lenin y Mártov estaban trabajando precisamente en este proyecto antes de ser detenidos. Pero los nuevos dirigentes de la Liga para la Lucha de San Petersburgo tenían otras ideas.
Cartel ruso-soviético en el periodo leninista
El periodo comprendido entre la Revolución de Octubre y el 13 de abril de 1924 (muerte de Lenin) es lo que entendemos como periodo leninista. En estos siete años acontecen los hechos más importantes para la sociedad ruso-soviética y para todo el mundo. Hay guerra civil, cambios estructurales económico-sociales y nace a URSS con una carta magna. Es este el periodo en el que el cartel ruso aporta al mundial estilos y estudios psico-sociales desconocidos hasta el momento. Cumplirá las funciones de: potenciación de la producción, promoción de productos estatales para desbancar la empresa privada y agitación política entre otros.
El cartel de la Primera Guerra Mundial supone la verdadera evolución hacia las formas del periodo artístico que nos interesa. El 1 de agosto de 1914 Alemania declara la guerra a Rusia, el pueblo casi desarmado y con mayoría analfabeta necesita una orientación para luchar contra las tropas bien adiestradas alemanas. Por estas épocas la sociedad rusa está ya acostumbrada a ver, comprender,… el cartel comercial, el estado ruso, consciente de ello, educa al pueblo mediante el lenguaje pictórico del cartel. La producción se cuenta en millones de carteles. El Art Nouveau, en ese momento tan en boga no responde en sus formas a la crudeza de la guerra, se vuelve pues al lenguaje popular de la estampa rusa (los lubok) por un lado y al realismo por otro.
Hasta este momento los carteles que se hacían exaltaban el imperialismo ruso, con águilas imperiales, escudos, emblemas heredados de épocas medievales y representación de altos cargos de la iglesia ortodoxa y la realeza rusas. Es en 1905 cuando aparecen algunos carteles o pancartas como casos aislados, pero la mayoría de los estudiosos del tema opina que el verdadero nacimiento del cartel político ruso se da en la Primera Guerra Mundial. El resto de carteles promocionan productos industriales y de espectáculos teatrales, siguiendo el mismo desarrollo de los carteles de la Europa occidental. Los formatos son siempre rectangulares, la ilustración enmarca los textos sin llegarse a integrar ambos plenamente; las ilustraciones son orlas y ribetes decorativos muy anchos, compuestos por blasones, ornamentos florales y animalísticos, grecas o formas abstractas y símbolos heráldicos medievales.
La idea de arte y propaganda de Lenin y Lunacharski.
El cartel se había convertido ya durante la Gran Guerra en uno de los medios fundamentales para la comunicación de masas, prácticamente todos los artistas comprometidos europeos habían puesto sus conocimientos y fuerza de trabajo al servicio del cambio social. Estos planteamientos respondían a la idea de creación y transformación social que defendían Marx y Engels que había propuesto en sus teorías Hegel, desde ese momento el arte se convierte en un poder social frente al individualismo que había dominado al arte (tanto la idea de arte del artista como la función que la sociedad le atribuía). El estilo artístico que había ayudado al desarrollo del comunismo durante el s. XIX era, aparte de la caricatura, el realismo fundamentalmente; Karl Lessing y Karl Hüber hacen las primeras anotaciones de la utilización del arte para la agitación.
Según Marx, heredero de Rousseau, el hombre no es ni bueno ni malo por naturaleza, el medio lo determina, por ello opina que el arte, como comunicación, ayuda a las mentes hacia el cambio social. Pretenden que el arte salga de la mercadería capitalista, defendiendo la producción masiva del arte (carteles, grabados, panfletos,…). Para llegar a mayor número de individuos el arte debería ser realista: murales, caricaturas gráficas, obras monumentales,… Marx y Engels vincularon al cartel de manera muy estrecha con el movimiento revolucionario y, en particular, con el movimiento comunista.
Anatoli Vasilievich Lunacharski nació en Poltava en 1885, estudió filosofía y ciencias naturales en la Universidad de Zurich, donde empezó su actividad propagandística con Plejanov y Axelrod. En 1897 llegó a Rusia como revolucionario profesional. A partir de 1906 vive en el exilio (Francia, Italia,…) trabajando en colaboración con Lenin.
Tras la revolución es nombrado Primer Comisario de Instrucción Pública, cargo que ocupó hasta 1929. Durante esos años escribió numerosos artículos sobre la configuración del arte y la cultura soviéticas.
– El Plan de Propaganda Monumental
“En 1918 me llamó Vlamidir Illich y me comunicó que era preciso desarrollar el arte como medio de propaganda” [i].
Los teóricos del socialismo coincidían en que el arte es distinto según las sociedades y los pueblos, por ello el arte socialista debía ser distinto al burgués y aceptado por todos. Lenin había presentado la necesidad de crear arte en las calles, las casas y las plazas. El estado invierte en arte, el nuevo mecenas del artista es el pueblo, esto supone libertad de creación: “El arte se abre al campo social y artístico: el campo de la propaganda artística. En él encontramos al cartel; la canción revolucionaria o las poesías y obras de teatro…” [ii]. La propaganda hostil al nuevo régimen fue censurada.
El Plan de Propaganda Monumental contaba con dos proyectos diferenciados:
– Adornar los edificios, vallas y demás lugares en los que se solían poner carteles con inscripciones revolucionarias.
– Erección de monumentos dedicados a los grandes revolucionarios.
Los proyectos los desarrollaban los alumnos y profesores de los Vjutemas (Altos Talleres Artísticos Técnicos Libres), fundados en 1918. La norma general era la no adscripción a ningún estilo artístico, pero sí era indispensable que fueran de ideología izquierdista. El estado dejaba libertad al artista, y le resolvía sus necesidades físicas para que pudiese dedicarse a las espirituales.
El arte debía extenderse a las clases más bajas, por ello a partir de 1917 se crea el Proletkult (Cultura Proletaria), un grupo cultural educativo de artistas que pretenden elevar el nivel espiritual de las masas en el sentido artístico para hacerles capaces de ser constructores de su propia cultura.
El PCUS se proveyó de todos los medios artísticos para convertirlos en un poderoso sostén para la propaganda. La idea se basaba en: “¿Puede la revolución dar algo al arte, y puede el arte dar algo a la revolución?” [iii]. Se fomentó la enseñanza de himnos, comprensión de nuevos lenguajes plásticos,… se llevó el arte al pueblo con el fin de unirlo. El arte llega a los objetos de uso común. Se hacen estudios sobre juguetes y desarrollo del alma del niño.
Los estilos más apoyados por el gobierno podríamos observarlos al analizar la muestra en la exposición de Berlín de 1922, o la de Venecia, a la que acuden divididos en tres grupos:
Cartel político y de agitación en el periodo leninista. la r.o.s.t.a.
Los artistas que realizan carteles durante la Primera Guerra Mundial contra los germanos son los mismos o alumnos suyos que harán los de concienciación y agitación política en 1917 y años posteriores.
Según J. Barnicoat los carteles políticos anteriores a 1919 (creación de la ROSTA) se realizaban desde un punto de vista comercial, a partir de esta fecha el cartel político se concibe de manera autónoma. Con el plan de propaganda monumental de Lenin y Lunacharski el cartel político cobró una importancia especial, pues se convirtió en el medio más utilizado para orientar a la población, en su mayoría analfabeta como ya dijimos.
Los estilos artísticos eran vanguardistas en su mayoría. Su avance desde el punto de vista artístico es grande, basándose en el cubofuturismo de los luboks, la caricatura de Deni y en general en la vanguardia rusa de los primeros quince años del s. XX..
Podemos clasificar el cartel ruso de esta época en:
– Carteles de herencia periodística. Este es el caso de Kogut, que aún con estilo artístico cercano al cezannismo geométrico, utiliza elementos del más puro estilo narrativo con un texto explicativo en la parte inferior y con una imagen que lo ilustra, es decir, la imagen en función de un texto a “pie de página”.
Radakov es otro de los maestros de la caricatura, parecido en su composición a Kogut. Casi todos estos cartelistas y otros más de las mismas características eran herederos del lubok cubofuturista, adoptaron sobre todo la composición y el espíritu del texto-ilustración de Malévitch y Maiakovski.
En 1919 se fundó la Agencia de Noticias Telegrafiadas Rusa, dentro del Proyecto de Propaganda Monumental, ligada fundamentalmente al artista Cheremnij. La central estaba en Moscú, aunque pronto se crearon filiales en todas las grandes ciudades. Su misión era mucho más amplia que la creación de carteles, sin embargo pronto se les dedicó a éstos un lugar privilegiado. En un primer momento los carteles se hacían de un día para otro, a mano sobre un papel sin color de fondo, un solo ejemplar. Debido al éxito que tuvieron empezó su producción masiva en imprentas. Se llamaban ventanas satíricas porque se exponían en las vitrinas de los pasillos de la agencia de noticias a la vista del público; lo de satíricas es obvio, eran de carácter humorístico y burlón al estilo de los carteles de Deni o Dimitri Moor.
Los carteles de la ROSTA se basaban en la secuencialidad de las imágenes en un mismo cartel al estilo cómic. Se daba la misma importancia a la imagen que al texto.
Como dijo Maiakovski: “este trabajo no podía hacerse sino a la velocidad del telégrafo o de la ametralladora. Sin embargo, lo llevábamos a cabo no sólo con toda la fuerza y toda la seriedad de nuestro saber, sino que revolucionábamos igualmente los procedimientos y las maneras, perfeccionamos el arte del cartel que es, ante todo, el arte de la propaganda. Si existe algo en el dibujo llamado “estilo revolucionario” es el de nuestras vitrinas” [v].
Hicieron carteles para la ROSTA: Maiakovski, D. Moor, Maliutin, Lavinski, Levin, A. Nurenberg, el poeta Bedni y Lebedev entre otros. La aportación de Lebedev al cartel es fundamental puesto que, aparte de conocer a la perfección el mundo de la propaganda, realiza carteles en estarcido y crea nuevos tipos de personajes revolucionarios, a los que llamó “caminantes de la revolución”. En cuanto a estilo introdujo un mayor peso de la tipografía, como elemento estructural, y geometrización de personajes, continuando así la herencia cubofuturista.
Se hicieron unos 500 carteles distintos que supusieron “una crónica viva de la revolución” [vi].
Estilísticamente los carteles de la ROSTA eran de fácil lectura para las masas pues utilizaban formas rotundas, colores planos y dibujo elemental. El lenguaje era fácilmente comprensible: el rojo para los obreros y el negro o blanco para los burgueses. Se utilizaban tres tintas y la técnica avanzó hasta el punto de tener preparados en cuarenta minutos los carteles desde la llegada de la noticia hasta su colocación en los lugares públicos. La confección de las ventanas sartíricas era de tipo colectivo en el que entraban periodistas, diseñadores, poetas, impresores,… Los grupos de cartelistas berlineses del momento adoptaron este método de trabajo por ser el más eficaz y hoy está a la orden del día esta manera de organizar el trabajo gráfico.
- Grupos y artistas de vanguardia.
La concepción de la sociedad y de la capacidad humana para la construcción de aquella de los artistas de vanguardia revolucionarios es la base del increíble avance en cuanto a lenguaje y estética de los carteles producidos por éstos. En general el artista de vanguardia se dedicaba a hacer propaganda desde su trabajo, por ello tenemos obras completamente propagandísticas que no eran exclusivamente carteles pero cuando se trataba de carteles con más razón se politizaban.
El cartel político debe a la vanguardia rusa la creación de nuevos lenguajes no sólo simbólicos, sino también plásticos.
El triste futuro que deparaba a todos estos creadores, luchadores de la revolución, no es el momento de desarrollarlo, pero tras el ascenso al poder de Stalin, el Comité Central del PCUS, con el deseo de acabar con todos los creadores, asociaciones y grupos de artistas distintos al realismo, promulga el 23 de abril de 1932 la ya famosa resolución Sobre la transformación de organizaciones literarias y artísticas, por medio de la cual se estableció la Asociación Unitaria de Artistas Soviéticos, creando en la URSS una caza de brujas que produjo que muchos artistas y sus obras desaparecieran del mapa literalmente.
Los artistas más destacados que llevaron a cabo la transición entre la vanguardia y el nuevo realismo socialista fueron: Deineka, Bulanov, Pimenov y Valentina Kulagina.
Bibliografía
Carlos Treviño Avellaneda, Doctorando del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad II, Facultad Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
http://www.ucm.es/info/arte2o/documentos/cartelleninista.htm
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